La innovación es cambio, es novedad y es progreso. Todas las empresas tendrán que innovar de alguna forma en algún momento de su vida si quieren continuar siendo rentables y viables. Por la importancia de la innovación y su significado, en muchas ocasiones tendemos a pensar que es algo demasiado serio como para poder hacerlo divertido.
Pero no, la innovación también tiene una cara divertida. La cara de la motivación, del compromiso a largo plazo, de las experiencias memorables y de las emociones que emanan de las historias. La transformación que nos proporciona el arte de la diversión es lo suficientemente llamativa y curiosa como para conseguir centrar la atención de muchos usuarios hacia un lugar concreto: nuestro lugar.
Y aquí es donde entra el pensamiento e innovación basados en juegos, y por supuesto sus conceptos más representativos como la gamificación, el aprendizaje basado en juegos o los juegos serios. Y todo esto con un objetivo claro: Conseguir aumentar la motivación de los usuarios hacia una meta en concreto.
Y no nos equivoquemos, los procesos de juego son a la motivación lo que las redes sociales a la comunicación: Un aliado imprescindible. Aunque muchas veces, la palabra motivación puede parecer demasiado “sui géneris”, es la clave para potenciar y desarrollar las relaciones con las personas en el futuro.
1. Motivación para consumir productos o contenidos.
2. Motivación para aprender y desarrollar capacidades.
3. Motivación para contribuir o apoyar proyectos.
4. Motivación por trabajar y sentirse realizado.
5. Motivación por lograr las metas y objetivos propuestos.
6. Motivación para participar y aportar soluciones.
7. Motivación para llevar una vida saludable y sana.
8. Motivación por superar un problema real.
Y sus aplicaciones tienen un amplio abanico de áreas y estructuras dispuestas a acogerlas con la mayor de las alegrías y predisposiciones:
2. Formación empresarial o Recursos Humanos
3. Educación
5. Solidaridad y Concienciación
6. Cultura
Ahora podemos ver con más claridad el amplio abanico de posibilidades que nos ofrecen los procesos de juego para innovar en nuestro día a día, pero, ¿existen diferencias reales entre las formas de aplicar esta innovación divertida? La respuesta es tan breve como contundente: Sí, muchas y muy variadas. Vamos a ver un resumen:
Que la gamificación es un término de moda, no es nada nuevo, aunque muchas veces esta consideración pueda aportar tantas ventajas (mayor predisposición) como inconvenientes (malas implementaciones o interpretaciones). Aplicar una capa de gamificación a un proceso no es jugar, sino emplear una serie de dinámicas, mecánicas y elementos propios de los juegos a un proyecto que nada tiene que ver con un juego en sí.
Y aquí llega uno de los mayores errores, que no es otro que reducir la gamificación a los conocidos como PBL´s (points, badges & leaderboards). Y esto no es otra cosa que: Cuando pretendo gamificar un proceso basta con dar puntos por acciones, otorgar insignias en base a esos puntos y como colofón, ubicar a esos usuarios en una clasificación en función a su desarrollo (por supuesto, obteniendo unos premios). ¡Error! Aplicar procesos de juego (y la gamificación es uno de ellos) en cualquier ámbito va mucho más allá de puntos, logros y recompensas, va de motivaciones y motivadores intrínsecos, va de psicología, va de cosas divertidas, va de placeres y va de historias.
Y algo fundamental: Existe por lo menos más de 30 elementos de juego para incorporar a un proceso más allá de los PBL´s.
En cambio, el aprendizaje basado en juegos sí es jugar (y los juegos serios son parte del aprendizaje basado en juegos), pero incorporando propósitos mucho más profundos que el puro concepto de diversión que proporciona el juego por sí mismo. La formación basada en juegos es un aprendizaje divertido, y con un objetivo muy claro y definido. Por ello, es muy importante alinear perfectamente las mecánicas y dinámicas del juego en cuestión con el fin que pretendamos alcanzar.
Y aquí puede aparecer otro de los errores de interpretación, no todo se reduce a los videojuegos. A veces parece que la aplicación de los procesos de juego debe estar íntimamente relacionada con el concepto digital, cuando en muchas ocasiones no es así. Lo analógico dispone de unas ventajas que no posee lo digital y viceversa. Y juntos, pueden convertirse en un nuevo aliado invencible para nuestra finalidad.
Y, sobre todo, los participantes se deben sentir motivados por los procesos de juego, pero el compromiso deben adquirirlo con el objetivo que se ha programado. De no ser así, desaparecida la experiencia, fin del compromiso.
Implantar un proceso de juego no es fácil ni rápido, pero nadie dijo que innovar fuera sencillo.
Lo más importante es conocer que la innovación también tiene su lado agradable, cercano, entretenido y gracioso. El progreso y el crecimiento que necesitamos obtener para alcanzar nuevas metas, también puede hacerse a través del arte de la diversión.
Lo mejor de Sociedad de la Innovación de 2016: ¡muchas gracias a todos por este año tan fructífero!
15 junio, 2018 at 12:20[…] Han colaborado en crear contenidos en Sociedad de la Innovación nuevos autores como Angel Alba, Anna Sort o Pepe Pedraz. […]