Cuando ya nos habíamos familiarizado con la Generación Y y los Millennials (nacidos entre 1981 y 1995) vienen los sociólogos para contarnos que, ahora, toca la Generación Z o, lo que es lo mismo, los Centennials.
¿Quiénes son los Centennials? ¿Son distintos a los Millennials? ¿Por qué necesitamos entenderlos?
Y lo más importante: ¿Cómo van a impactar los Centennials en el trabajo y la innovación en la empresa?
Hablamos con Núria Vilanova, presidenta de Atrevia, la principal consultoría de innovación en comunicación en España y coautora de “Generación Z, todo lo que necesitas saber sobre los jóvenes que han dejado viejos a los Millennials” junto con Iñaki Ortega, profesor de la Deusto Business School.
Partimos de esta idea: es obvio que toda definición de un grupo de personas en base a una serie de características es reduccionismo. Es estereotipar y, sin embargo, no podemos negar la existencia de circunstancias comunes en la vida de las personas a partir de la fecha y lugar de nacimiento. Estas circunstancias son las que marcan y definen una serie de tendencias (o preferencias) comunes, demostradas a través de estudios de mercado, sobre los aspectos clave de su vida. ¿Cómo se relacionan? ¿Cómo quieren trabajar? ¿Qué piensan sobre determinados temas como la política, la tecnología, el ocio, el amor o el trabajo?
Tal y como defienden los psicólogos, desde este punto de vista, un estereotipo puede ser útil. Lo es para CEOs y responsables de innovación, siempre que sepan poner en contexto la información. Les ayuda a crear entornos laborales que impulsen la motivación intrínseca de los miembros (sobre todo de la generación Y, Z y X) de su organización y, catapultar así, la creatividad y la innovación en la empresa.
La “Y” es aquella generación que recordará el ataque a las torres gemelas de 2001 (los de mayor edad) o la crisis financiera global como un hecho destacable de su vida. Son todos aquellos que nacieron entre 1981 y 1995 y, representan ya, la mayoría de la fuerza laboral.
Los Millenials son, sobre todo, la generación de la adaptación al cambio como constante vital, con dos ejemplos claros: adaptación a Internet en su adolescencia y la capacidad de la supervivencia durante la crisis financiera que afrontaron al poco tiempo de incorporarse al mundo laboral.
También son la generación de las contradicciones: por un lado, la flexibilidad para empoderarse y mejorar su calidad de vida en el trabajo y ocio, pero también el fin de la lealtad a un único trabajo. Por otro lado, la “gig economy” como trabajo freelance, libre de ataduras, con posibilidad de ofrecer su talento a cualquiera, en cualquier momento y en cualquier lugar.
Esta es una generación que venía cargada de promesas hacía el cambio y que ya está liderando las empresas más innovadoras, con capacidad para transformar nuestra realidad. Los Millennials han llevado a cabo la evolución de una realidad analógica a la sociedad del acceso. La primera, demasiado jerárquica, con el prisma puesto en el crecimiento económico y en la propiedad de (como diría aquel) las “cosas”: casas, coches, televisores…etc. La segunda, digital, colaborativa y con el propósito como fin (más allá del dinero).
Los Millennials trajeron la economía colaborativa, el empoderamiento del trabajador, la innovación abierta, las revoluciones democráticas en medio mundo y convirtieron el movimiento de todo lo grande (institucional, sistémico, lento) hacia lo pequeño (personalizado, empoderado, ágil). Como ejemplo, el surgimiento del “mundo startup” y el movimiento “crowd”, basado en que cualquier persona que tenga un propósito, puede cambiar el mundo (véase casos como el de change.org).
Para Núria Vilanova, presidenta de Atrevia, la generación Y “ha sufrido la crisis en el momento en el que tenían que acceder a sus primeras experiencias laborales y, por ello, se han visto obligados a alargar la etapa de estudios o convertirse en los eternos becarios sin posibilidad de tomar decisiones, de equivocarse, ni de ejercer la responsabilidad”. Vilanova cree que podemos entenderla como una generación de transición porque “arrastra los miedos con los que les educaron, no tener un empleo de largo plazo, no comprarse una vivienda, a tener que estudiar toda la vida …etc. Lo cierto es que ya han empezado a actuar de manera distinta pero todavía no disponen de la libertad absoluta que tiene la siguiente generación, que ha crecido sabiendo que ya nada será así”.
Pero esto ya ha pasado. Así son la mayoría de tus compañeros y compañeras de trabajo. Y si todavía no te has adaptado a ellos y ellas, tienes un problema. Porque además de los Millennials, los empleados que están entrando en tu oficina, vienen con nuevas exigencias y están preparados para transformarlo todo.
La Generación Z se diferencia de la anterior en los siguientes puntos:
Los Centennials son la generación de la instantaneidad radical. Si los Millennials consiguieron que un libro llegara a sus casas en 2 semanas, los Centennials lo exigen en un día, ¡como máximo! No pueden esperar.
También son la generación de la irreverencia sin complejos. Llevarán al resto de generaciones a liderar con credibilidad y para que puedan hacer su mejor trabajo, nunca por directriz de algún estamento superior.
La instantaneidad y la irreverencia forman dos de las cuatro íes que, según Nuria Vilanova, son las que mejor definen a los jóvenes de esta generación.
Nuria Vilanova apunta algunas diferencias entre los Millennials y los Centennials en el trabajo. Su testimonio es claro:
“Cuando les preguntamos qué es lo que más les interesa en el trabajo, no nos hablan de grandes sueldos ni de grandes títulos… ¡nos dicen que ellos quieren dejar huella! Su salario emocional es sentirse escuchados y sentir que aportan. Cuando no es así, se van de la empresa o se quedan, pero desconectados”.
Vilanova se pregunta si las empresas están preparadas para escuchar las aportaciones de los menores de 24 años. “¿Están dispuestas a incorporar sus ideas y para entender el mundo desde su particular experiencia? La respuesta es no”.
Las empresas, según la experta, se han estructurado de una manera muy jerárquica, los jóvenes se incorporan como becarios para aprender lo bueno y malo de la compañía. “A los becarios no se les escucha, solo cuando han pasado ya por un largo proceso de “adoctrinamiento” sobre el saber de la empresa, y ascienden en el escalafón. Es entonces cuando tienen alguna oportunidad de hacer realidad su sueño. Para entonces, me temo que ya se habrán ido de la empresa, o si todavía están, ¡habremos matado ya una parte de su capacidad de innovación!
“Esto no nos lo podemos permitir porque necesitamos su manera de entender y de ver el mundo. Ellos tienen la capacidad de ver cosas que pasan bajo el radar de las generaciones anteriores.” Añade Vilanova que “al fin y al cabo, es la primera generación que ha nacido con internet, que es autodidacta y que, aunque siente inquietud por un futuro que no conoce, sabe que sin duda será diferente. Como nos dicen ellos mismos: no sé cómo será mi trabajo, pero si sé que todavía no está inventado. Hoy no existe.”
Entre la vasta investigación existente sobre el tema y teniendo en cuenta las aportaciones de la experta, destacaría 3 cambios que se han dado en el entorno laboral, derivados del crecimiento del rol de esta nueva generación en el trabajo:
Mi apuesta va en la siguiente dirección:
Núria Vilanova da respuesta a esta duda y asegura que “las generaciones no son puras, afortunadamente nos contagian con la interacción. Las mejores empresas serán las más diversas, no solo en género, también generacionalmente, y por supuesto geográficamente, de formación y cultura. Y la Generación Z está aquí para contagiarnos. Todos somos hoy un poco Z”.
La caracterización de las generaciones es un estereotipo. Pero es también innegable que las experiencias de las personas son distintas según la época y entorno (cada vez más global) en el que han nacido y crecido. Como decía el filósofo Ortega y Gasset (y así nos lo recuerdan en su libro Núria e Iñaki): “Yo soy yo y mi circunstancia. Y si no la salvo a ella, no me salvo a mí”.
Las circunstancias de la generación Baby Boomer no son las mismas que las de la Generación X (1966-1980) marcados por la caída del muro de Berlín, la Generación Y (1981-1995) marcados por la crisis financiera global y el terrorismo global, o ahora la Generación Z (1996-2010) marcados por la irreverencia de los movimientos del 99% o el #metoo y la instantaneidad de la vida de Justin Bieber.
Necesitamos entenderles, para saber qué esperan y qué entorno laboral necesitan para poder ofrecer lo mejor de sí mismos y, crear así, empresas más innovadoras que puedan tener éxito en la Sociedad de la Innovación en la que van a pasar su vida laboral.
¿Listos?
¡Suerte ante este gran reto!
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