En SDLI, nos encanta conectar con personas que quieren hacer grandes cambios. Movidos por la megatendencia de la conciencia medioambiental, hemos tenido el placer de conversar con Carol Blázquez Head & Soul of Innovation & Sustainability en ECOALF quien nos explicó la historia de la marca y cómo cada día han logrado unir más dos mundos que antes no se hablaban: el de la moda, y el de la sostenibilidad.
Además de aprender mucho sobre el mundo textil, Carol nos dejó con varias reflexiones muy interesantes sobre cómo estamos consumiendo y las decisiones que estamos tomando en nuestra vida.
¡Os dejamos con la entrevista!
Mindshaking Talk con Carol Blázquez
¡Hola Carol! Muchas gracias por atendernos hoy en SDLI . Para quienes no conocen ECOALF cuéntanos ¿qué es y cuál es vuestra propuesta de valor?
ECOALF es una marca española que hace ropa. Pero no nos gusta decir que somos una marca de moda porque consideramos que somos mucho más que moda. Lo que buscamos es transformar la industria a través de nuestro modelo de negocio, demostrando que es posible estar dentro del mundo de la moda, pero siendo respetuosos con el planeta y con las personas. Trabajamos para minimizar el consumo de los recursos naturales y utilizar los residuos como materia prima para convertirlos en hilo, tejidos y prendas de primera calidad dentro de nuestras colecciones.
¿Cómo nació la idea de fabricar ropa con residuos?
Nace originalmente de la mano de Javier Goyeneche, el fundador de ECOALF por el nacimiento de su primer hijo, Afredo. Javier venía de la industria de la moda y era muy consciente de todo lo que había detrás; especialmente, del impacto tan alto que genera esta industria en términos medio ambientales.
A partir de ahí empezó a plantearse cómo sería posible hacer una marca que fuese realmente responsable y sostenible. Yo, que también vengo del mundo de la moda como diseñadora, me incorporé en seguida un poco con la misma frustración: era consciente del problema y tenía la esperanza de comenzar a ser parte de la solución. Por eso nació ECOALF: con el propósito de crear una solución a lo que son los modelos convencionales de producción de moda.
A nivel de tecnología, ¿qué retos os habéis encontrado para poder convertir residuos marinos en productos de calidad y seguros?
En realidad, el tema del residuo de mar ha venido mucho más tarde. Nace a partir del 2015 cuando ponemos en marcha la Fundación ECOALF con el propósito de limpiar el océano. Al final, que nosotros tengamos introducido dentro de nuestras colecciones el residuo de mar, es una manera de concienciar y de poner sobre la mesa las posibilidades que tiene la economía circular.
No podemos trabajar solamente con el residuo de mar porque es un proceso que puede ser 10 veces más elevado de lo que sería un hilo de poliéster reciclado convencional. Pero para nosotros lo más importante no es que en las prendas haya plástico del mar, sino las más de 600 toneladas de basura que hemos recuperado del fondo del mar. Por supuesto, también demostrar que los residuos pueden convertirse en una materia prima de primera calidad.
Muy bien, entonces ¿qué pasa con los demás residuos no marinos?
El 70% del resto de nuestras colecciones están hechas de materiales que provienen de residuos. Usamos:
- Botellas de agua de PET que se convierten en hilo de poliéster
- Restos de tejido o redes de pesca que se pueden convertir en tejidos de nylon
- Algodón y lana regenerados
- Los pozos de café con los que hacemos acabados específicos para ciertas prendas.
- Los neumáticos que son la base de nuestras chanclas.
Todos estos son residuos convencionales de tierra para los cuales ya existía el proceso de transformación; lo que no existía era esa aplicación en el mundo de la moda. El otro 30% son materiales naturales de bajo impacto como pueden ser por ejemplo un Tencel, un Nodal, un cupro, un lino, un cáñamo…
¿Cómo hacéis la selección de esos residuos?
Buscamos cuáles son los residuos de los que queremos partir, cuál es la cadena que ya existe y la que falta por montar. Luego unimos nuestros conocimientos dentro del sector de la moda para conectar todos esos puntos (que muchas veces ya existían, pero que no estaban funcionando de esta manera).
Esto también muchas veces es parte de la innovación. Nosotros no tenemos los procesos incluidos. No somos industriales, pero sí trabajamos muy cerca de todos los industriales para llegar a soluciones que nos ayuden a tener el tipo de producto que nosotros queremos con los estándares de sostenibilidad e innovación que buscamos.
¡Muy interesante! Y qué proyectos de I&D&I estáis haciendo actualmente?
El tema que nos está ocupando muchísimo es el de los microfilamentos que se desprenden de las prendas en los lavados. Aunque algunos son naturales, también van cargados de químicos por todos los procesos que han pasado hasta convertirse en prenda.
Así hablemos de un algodón, que es un producto biodegradable, en el momento que ha pasado por según qué cultivos, semillas, fertilizantes, tintes y procesos, hacen que deje de ser biodegradable. Por lo tanto, el problema es bastante amplio dentro del textil…
Aunque sabemos que todas las personas deberíamos cambiar nuestros hábitos de consumo, cuéntanos ¿cuál es el público objetivo de ECOALF?
Nuestro público ha cambiado mucho desde que empezamos. Al principio era gente muy del sector de la moda y, afortunadamente hoy, hemos conseguido fundir dos mundos muy importantes: el del consumo responsable y el de la moda.
Cuando empezamos no existía esa conexión. Estaba la gente que compraba super concienciada (casi independientemente de si era bonito o no), y luego estaba la gente que realmente compraba porque le gustaba nuestro producto. Hemos conseguido posicionar la marca logrando que: al que compra por ser bonito le acabamos concienciándole de lo que hay detrás de la marca; y al que es realmente responsable (que es un consumidor que va creciendo cada vez más) le damos una opción de moda.
Para mí, por ejemplo, ahora es un gusto poder llevar la ropa que quiero y saber que está alineada con mis propios valores. Esto hace años era imposible: tenías que renunciar a alguna de las dos partes.
¿Cuáles han sido las principales barreras que habéis encontrado para entrar al mercado de moda? ¿Consideras que el precio es una barrera para que más gente decida cambiar la moda rápida por la moda sostenible?
El precio puede ser una barrera, pero, de hecho, yo creo que estamos muy mal educados al respecto.
Tenemos una concepción del precio que no está alineada con el valor.
Estamos acostumbrados a que el mercado esté ofreciendo camisetas a 1.99, a 2.99, a 3.99 que no es el precio ni del hilo que se necesita para hacer una camiseta.
Muchas veces en las conferencias hay personas que comentan que nuestra ropa es cara. A lo que yo siempre respondo:
“Lo que realmente es caro es cuando nuestros hijos y nuestros nietos no tengan agua para beber, el suelo sea infértil y el aire esté totalmente contaminado. No hay nada más caro que tener un planeta que no tiene vida. ¡Eso es lo caro!”
Creo que se trata de consumir de una manera responsable. Tal vez hay que comprar menos para poder comprar mejor, prendas que van a durar más tiempo y que no te obligan a que después de 4 lavados tengas que deshacerte de ella.
Tal vez hay que volver a cómo consumían nuestras abuelas…a esos abrigos de lana que duraban casi dos generaciones. Yo creo que tenemos mucho que aprender de cómo se hacían las cosas en el pasado cuando teníamos menos recursos económicos y por eso respetábamos mucho más lo que son los recursos naturales.
¿Y crees que se está logrando hacer ese cambio de chip? ¿Esa transición en la mentalidad? ¿O todavía estamos lejos?
Yo soy muy optimista; quiero pensar que el cambio se está dando. Pero lleva tiempo. Nos tenemos que mover todos a la vez: Por un lado, es importante que las marcas aceptemos nuestra responsabilidad de ver qué tipo de producto ponemos en el mercado. Por otro lado, necesitamos un consumidor que empiece a consumir de forma consciente.
Si las marcas proponen muchos tipos de productos más responsables, pero el mercado sigue moviéndose hacia ese “fast fashion”, no llegarán a ningún sitio. Las marcas necesitan que exista una demanda y un cliente para hacerlas crecer. Hay una responsabilidad compartida y una responsabilidad personal. No solamente de cómo compramos la ropa, sino de cómo vivimos:
“Yo creo que estamos en un punto en el que cada pequeño acto y cada pequeña compra que hacemos a lo largo de nuestro día está decidiendo cómo va a ser el futuro. Estás votando y le estás dando el poder a unas empresas o a otras.”
Encontramos una frase de vuestro fundador que nos gustó mucho: “ya no es tan importante qué haces sino cómo lo haces”, respecto a esto, además de la evidente innovación en la elaboración de las prendas, ¿tenéis pensado incorporar alguna otra innovación en el modelo de negocio?
Estamos en conversaciones con varias startups tecnológicas que nos permitan trabajar más en profundidad en toda nuestra cadena de suministro. Buscamos tecnologías que nos permitan integrar y conseguir el máximo de datos.
Yo ahora estoy obsesionada con los datos y quiero transformar todo lo que hacemos en impacto. Así estaremos tomando decisiones sobre datos reales, financieros y medioambientales. La suma de los dos tipos de datos es lo que nos permitirá tomar el camino correcto. Para mí todo esto es un mundo y es una herramienta maravillosa.
Muchas gracias Carol Blázquez por tu tiempo y tus palabras.
Esperamos que os haya gustado esta entrevista de #MindshakingTalks. Os invitamos a leer la anterior en nuestro blog.