Recientemente he tenido la suerte de moderar una mesa redonda sobre la transición de la industria 4.0 a la industria 5.0, en el marco del décimo cumpleaños de GPA Innova. El marco era lo mejor posible, puesto que GPA simboliza muy bien esta transición a la nueva industria.
En la mesa tuve la suerte de compartir conocimiento y experiencias con Esteve Almirall, de ESADE, Anna Casals de Celsa Group, Carles Puente, de Ignion, y a Diego Fernández de GELLIFY.
Pero, para empezar, veremos que nos referimos con cada salto a la evolución industrial
¿A que nos referimos con industria 4.0?
Está claro que la revolución 1.0 empieza con la incorporación de la máquina de vapor, la 2.0 con la electrificación y creación de las cadenas de montaje, y la 3.0 como la irrupción de la informática.
El salto a la industria 4.0 comporta una revolución tanto en procesos de producción como en logística y acceso al cliente; las tecnologías de datos y la inteligencia artificial se integran a las organizaciones, trabajadores, activos y el cliente tiene interacción directa con la empresa.
La industria 4.0 incorpora tecnologías como la robótica, el análisis masivo de datos, la inteligencia artificial, tecnologías cognitivas, nanotecnología e internet de las cosas (IoT).
Esta revolución, que implica cambios importantes en la manera de trabajar de las organizaciones, ¿ha llegado a nuestro tejido productivo?
Pues bien es verdad que, como en todos los ámbitos de la vida, el COVID ha supuesto un antes y uno después, y ha impactado negativamente en algunos aspectos y ha acelerado otros. Si hacemos un análisis por tecnologías y por sectores veremos que el adelanto de la Industria 4.0 es muy desigual, destacando de forma especial la introducción de tecnologías para garantizar la seguridad de los datos, mientras que la IoT o la impresión 3D no han acabado de impactar todo y su alto potencial.
Y ¿ ahora la industria 5.0?
¿Todavía cabe más tecnología en nuestras vidas?
Está claro que la velocidad del cambio, la velocidad a que la tecnología llega a nuestras vidas es increíble, y que los próximos años veremos nuevas tecnologías que ahora nos cuesta de imaginar. Por lo tanto, el reto que se plantea la industria 5.0. no es sobre más tecnología, sino como hacemos más accesible y respetuosa la tecnología con los tres pilares fundamentales de nuestra sociedad: poner el ser humano en el centro, la sostenibilidad de la actividad humana y la vida al planeta y resiliencia frente a hechos como la pandemia u otros posibles desastres naturales o provocados por el hombre.
El que está claro es que el entorno VUCA ha transformado nuestra manera de ser y actuar. La tecnología que ha eclosionado en el siglo XXI y ha hecho que nuestra forma de vivir y trabajar hoy sea radicalmente diferente a la del siglo XX. Si a esto unimos el terremoto provocado por el COVID, hacen que hayamos de pensar la revolución, no solo en términos de tecnología/producción, sino en términos de sociedad. De hecho, el gobierno japonés ha acuñado el concepto SOCIEDAD 5.0.
Pero vamos por partes, ¿cómo se hace la transición de la industria 4.0. a la industria 5.0.?
La tecnología nos ha llevado ventajas extraordinarias, pero quizás no estamos preparados para absorber todos los cambios que provoca en nuestras vidas. Sin ir más lejos, un grupo de científicos y académicos abogan para dar una moratoria a la inteligencia artificial, ante las incógnitas que se abren.
En este sentido, la Comisión Europea publicó en 2021 el documento donde se recoge la filosofía de la industria 5.0 para Europa, “Industry 5.0, Towards a sustainable, human-centric and resiliente European industry”
En este documento se recogen las líneas estratégicas de este modelo, y se aboga por una industria inclusiva y respetuosa con el medio ambiente, además de resiliente ante amenazas como la que supuso el COVID.
Es básica la implantación de esa filosofía ya que la industria supone aproximadamente el 20% del PIB de la Unión Europea, siendo un elemento clave en la creación de empleo y en la estrategia de crecimiento. Para que siga siendo un factor clave y mantenga su competitividad, la industria europea necesita adaptarse continuamente para afrontar los retos que se plantean en la actualidad, relativos al impacto del cambio climático y a la irrupción de la tecnología y el desplazamiento que esta está produciendo en determinados sectores sobre la mano de obra.
Por eso la Unión Europea abandera el concepto de Industria 5.0, buscando:
- Reducción de costes, mediante una mayor eficiencia de los procesos.
- Potenciar a los empleados reinsertándolos en la industria en simbiosis con la tecnología y los sistemas autónomos, buscando ampliar sus capacidades sin descuidar la salud laboral.
- Hacer más competitiva la industria y atraer talento.
Por comparación con la industria 4.0, aboga para poner las personas en el centro, utilizar la tecnología para personalizar la oferta, adaptar las cadenas de distribución y hacerlas distribuidas y más flexibles, mejorar la experiencia del usuario y acercar al trabajador el puesto de trabajo.
Pero conseguir estos objetivos puede topar con un mercado global hiper competitivo.
¿Cómo podremos conseguir pues estos objetivos?
Es evidente que hace falta un marco regulador que vele para garantizar estos objetivos. La reducción de emisiones o proyectos que mejoren el entorno tienen que estar primados y reconocidos, y al revés se tienen que limitar las industrias que no garanticen la circularidad y la sostenibilidad. El cliente, por su parte, es cada vez más exigente con el impacto ambiental que generan las empresas y cada vez es más difícil que se puedan dar prácticas ambientales y sociales con impacto negativo sin que se produzca una reacción social.
En cuanto a poner las personas en el centro, actualmente ya se está haciendo una batalla global por la captura del talento. En este campo, el esfuerzo se tiene que centrar en proyectos que eviten una brecha entre profesionales hiper cualificados y personas sin formación que queden fuera del mercado de trabajo.
Como resumen, la apuesta por la sociedad 5.0 tiene que ser firme, para garantizar un futuro sostenible para el planeta y para los seres humanos, y disponemos de tecnología para hacerlo posible.
¿Estaremos a tiempo?