Israel es un país pequeño, que no llega a los 10 millones de habitantes, sin industria ni recursos naturales (en 1947 era básicamente un desierto y un pantano), en el que los propios israelís dicen jocosamente que hay “más políticos que agua”, y como es obvio, situado en un entorno geopolíticamente complejo.
Y sin embargo, Israel es también uno de los países más innovadores del mundo, de hecho el número 7 según el ranking que publica anualmente Bloomberg, y precedido sólo por países con grandes recursos naturales y capacidad industrial.
Esto son algunos de los datos que justifican su ranking:
Por poner referencias, en Cataluña, con una población de 7,7 millones de personas (+20% menos que Israel) y una larga historia de industria y servicios, en 2022 se registraron los siguientes datos:
Aquí va un listado de los ingredientes que han permitido hacer de Israel un país referente en innovación, a pesar de todo:
Israel ha hecho de su falta de seguridad y recursos su fortaleza, fomentando la tecnología relacionada con la ciberseguridad, por ejemplo, a través de proyectos tecnológicos financiados por el Estado para, sencillamente, protegerse mejor del entorno. Su industria ha sido la tecnología aplicada a la seguridad. Pero no solo eso.
Han sido capaces de convertirse en un hub tecnológico que ha sabido transferir sus capacidades a otras industrias en las que no habían sido nunca líderes (ni pretenden serlo). Por poner otro ejemplo, en Israel hay a día de hoy 600 startups relevantes a nivel global en el sector de la movilidad y el automóvil, sin tener de hecho ninguna empresa fabricante relevante en el sector. De hecho, en Israel nació Better Place, la llamada “tesla before tesla”, con un gran proyecto anticipado a su tiempo. Y han surgido tras ella otras startups como Mobileye, una de las grandes historias de éxito del país, vendida a Intel por 15.000 millones de dólares.
La falta de recursos agudiza la creatividad. Otro gran ejemplo es el hecho de que Israel se ha convertido en referente en agrotech y watertech a nivel mundial, con más de 100 startups, algunas referentes mundiales, en un campo coomo watertech. Cuando no tienes agua, debes aprender a usarla mejor. En Israel, el 87% del agua se reutiliza, lo que les convierte en líderes a nivel mundial en este aspecto (también).
Así es como un país sin industria se ha convertido en un ecosistema basado en startups B2B cros-sector (“Enterprise IT” como le llaman, con mucha IA y IOT), en el que la baza principal es su alto conocimiento tecnológico. Que luego aplican en sectores como:
Los países con alta diversidad de orígenes (26% de la población es nacida en el extranjero, 4º país de la OECD, cuya media se sitúa en el 22%), es decir alta inmigración, está estudiado que tienen una mayor tasa de emprendimiento. Israel es un país de inmigrantes que necesitan y saben usar su capacidad creativa para ganarse la vida.
Un estudio realizado en 2012 encontró que los inmigrantes eran más propensos a emprender su negocio que la población nativa, en los 69 países analizados. En Estados Unidos por ejemplo, mientras el 13,7% era inmigrante, éstos representaban más del 20% de la población auto-empleada, esto es, autónomos y empresarios, así como el 25% de los fundadores de startups. Es decir, la población inmigrante tiene un 80% más de probabilidades de empezar un negocio propio.
El servicio militar es obligatorio, y con ello van asociados valores de trabajo ligados a la responsabilidad, la confianza en uno mismo, “que ningún colegio te puede dar”, afirma Sharon Gour, Global Partnerships Manager de Start-up National Central
¿Qué más se puede decir de su cultura de trabajo?
Toda esta mezcla crea un tipo de cultura de trabajo que facilita el debate, la conversación, y que no cae en el miedo al conflicto, al debate acalorado, al feedback, a hablar sin filtros para resolver los temas y así mejorar. Culturas de trabajo que vemos en modelos americanos de éxito, como en el no rules rule de Netflix, son representativas de su forma de hacer, en la calle, no solo en la empresa.
Como resultado, es normal encontrar iniciativas que estimulan la simulación, el role play, de la gestión, para identificar mejoras, como es el caso del Simulation Center de ARC, el centro de innovación de Sheba Medical Center.
Como comenta Avi Mashiah, coach de equipos y profesionales de origen israelí y afincado en Barcelona, “primero ayudas a tu familia. Y los israelís tienen a su familia en Estados Unidos y en el resto del mundo”, lo que les abre las puertas a un mercado ávido de soluciones innovadoras y early adopter de tecnología.
Cuando un emprendedor crea su proyecto en Telaviv, desde el primer momento está trabajando con inversores afincados en Estados Unidos, y desarrollando su solución para ser comercializada directamente en América. Israel es su entorno piloto. Estados Unidos es donde crecen de forma natural.
Y los fondos de capital riesgo son su puente a ese mercado.
Robando el concepto de Mazzucato, Estado Emprendedor, la apuesta por la tecnología por parte del Gobierno ha creado la semilla para lo que después ha sido una realidad: un ecosistema innovador referente a nivel mundial.
El gobierno creó en 1993, cuando “sólo se vendían naranjas”, el Yozma group, la empresa estatal de capital riesgo, para capturar fondos de inversión en proyectos de alto riesgo internacionales. Su objetivo fue igualar cada dólar obtenido de bancos extranjeros por parte de emprendedores, con inversión del estado, impulsando con 100 millones de dólares los inicios del ecosistema de innovación del país.
En marzo de 2023, en SDLI tuvimos la oportunidad de organizar una expedición al ecosistema de innovación en salud de Israel, acompañando a dos equipos de innovación ganadores de sendos programas de innovación realizados por parte de Imagine Creativity Center con Fisabio, y por parte de SDLI con el programa Fhutura (iniciativa liderada por Sanofi), el programa de innovación abierta en farmacia hospitalaria.
En un país sin historia ni liderazgo relevante en salud o farmacia, los números de Israel en este sector no son menos impresionantes que los datos generales ya ofrecidos. En el sector hay hoy más de 1600 empresas, de las cuales:
Están registrados en la base de datos de Start-up Nation más de 250 inversores en salud. Las grandes tecnológicas están haciendo proyectos en salud en Israel. Por ejemplo, Microsoft abrió su centro de investigación en inteligencia artificial en Israel. Y sólo en 2022 se invirtieron 2100 millones de USD, 50% de ellos en digital health, en aspectos como:
En el país hay alrededor de 60 hubs de innovación en salud, en los que se implican grandes multinacionales, así como centros de investigación. Aquí van algunos.
En Aion labs por ejemplo, dan respuesta a una llamada del gobierno para crear bioconvergencia entre la tecnología, las matemáticas y las ciencias de la vida. El resultado es un hub referente a nivel internacional para acelerar el tiempo y reducir el coste del desarrollo global de nuevos fármacos, en colaboración con las empresas farmacéuticas, con la ayuda de la inteligencia artificial. Cada año, la aceleradora da soporte y financia a 4-6 proyectos disruptivos en este ámbito.
En definitva, Israel es un ecosistema de innovación admirado a nivel mundial, y un player relevante para entender el futuro del sector farmacéutico y de la asistencia sanitaria.
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